Federación de Enseñanza de CCOO de Castilla-La Mancha | 3 julio 2024.

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La Consejería de Educación suspende el curso 2023/24 porque no ha hecho nada para aprobarlo

  • Ni ha atendido a los deberes que arrastra la escuela pública de la región desde los recortes de 2008/09, ni ha mostrado el más mínimo interés por afrontar los desafíos persistentes que afectan al profesorado, al personal laboral y al personal administrativo.
  • Frente a las cuestiones claves, como la sobrecarga laboral, las condiciones del trabajo, la salud laboral o la negociación colectiva, el consejero, su equipo y la minoría sindical que los jalea, han hecho ‘novillos’.

Castilla-La Mancha no puede conformarse con seguir a la cola del país en calidad educativa y en condiciones laborales en la escuela pública. Tampoco la consejería debe darse por satisfecha, sus rectores no están ahí de vacaciones. Por eso, la mayoría sindical -STES, CCOO, CSIF- iniciaremos el próximo curso con una exigente llamada de atención: una convocatoria de huelga que refleja el sentir de los centros y de quienes los sostienen.

26/06/2024.
La Consejería suspende el curso 2023-2024

La Consejería suspende el curso 2023-2024

Toledo, 26 de junio de 2024. El cierre del curso académico es un momento crucial para evaluar el estado de la educación y las condiciones laborales de los profesionales que la sostienen. Castilla-La Mancha necesitaba progresar en ambas materias y no ha avanzado nada en ninguna de las dos.

En ambas seguimos a la cola de todas las comunidades autónomas de nuestro país, no hay más que ver los indicadores respectivos: desde los resultados del último Informe Pisa a los datos sobre ratios de alumnos por clase, carga lectiva y carga administrativa del profesorado, atención a la diversidad, despidos de personal interino en vacaciones, no cobertura de vacantes, déficit creciente de personal de Administración en los centros educativos…

Son materias suspendidas una vez más y que quedan de nuevo pendientes para el siguiente curso por puro desinterés de la Consejería, porque el momento económico sí hubiera permitido a la Administración autonómica realizar las inversiones necesarias y proveer las dotaciones presupuestarias precisas para revertir recortes, para resolver problemas y para superar el curso incluso con nota.

Sin embargo, la Consejería de Educación de CLM acaba el curso 2023-24 con rotundo suspenso, agravado por su falta de actitud: ni ha hecho los deberes que arrastra la escuela pública de la región desde los recortes de 2008/09, ni ha mostrado el más mínimo interés por afrontar los desafíos persistentes que afectan al profesorado, al personal laboral y al personal administrativo.

Y no será porque no se los hayamos puesto encima de la mesa una y otra vez. CCOO en solitario unas veces; con la mayoría sindical en otras muchas, en las que nos hemos movilizado juntos STES, CCOO y CSIF; e incluso más de 7.000 docentes con sus firmas, hemos reclamado insistentemente la atención del consejero y de su equipo, que han preferido siempre mirar para otro lado, donde la minoría sindical ANPE-UGT les regala el aprobado. Y hasta se jalean mutuamente su escapismo.

Frente a las cuestiones claves, como la sobrecarga laboral, las condiciones del trabajo, la salud laboral o la negociación colectiva, la consejería y la minoría sindical han hecho ‘novillos’.

A la negociación colectiva han sido especialmente reacios. Hablamos de la piedra angular para la planificación y organización de los recursos humanos al servicio de la educación y de la herramienta esencial para poder alcanzar acuerdos que se traduzcan en mejoras concretas y tangibles. La Administración y la minoría sindical firmaron un ‘acuerdito’ el curso pasado y no han querido saber más.

Baste señalar que nuestros centros de FP no saben aún cómo se van a organizar el próximo 1 de septiembre para adecuar su funcionamiento a la Ley 3/2022, de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional, porque la consejería sigue sin convocar la mesa sectorial en la que prever modificaciones tan perentorias como las prácticas para el alumnado de primero, que no estaban previstas en la ley anterior.

El suspenso de nuestra escuela pública en sobrecarga laboral también se lo ha ganado a pulso la consejería. No solo no ha puesto ningún interés en aprovechar los avances tecnológicos para facilitar y agilizar las tareas burocráticas inherentes a la enseñanza; sino que se ha embarcado en un proceso de desdotación y amortización de plazas de personal administrativo, acrecentando el trabajo a las y los administrativos y auxiliares que quedan y trasladando gran parte de la carga administrativa a las y los docentes.

Cuando evaluamos las condiciones de trabajo, todavía es más evidente la ineficacia de una administración educativa que no ha sabido ni ha querido dar un respiro a los centros y al profesorado. La inacción y la falta de inversión para paliar el déficit de recursos humanos y materiales en el conjunto de la escuela pública, e incluso para adecuar las infraestructuras obsoletas de los centros de FP, afectan tanto a la calidad del trabajo docente como al aprendizaje de los y las estudiantes. Los informes PISA así lo manifiestan: a mayor inversión mejores resultados.

Tampoco ha prestado atención ninguna nuestra consejería a la creciente preocupación de los trabajadores y trabajadoras de la educación por su salud física y mental, que precisa de políticas efectivas que aborden el bienestar integral del personal incluyendo los riesgos psicosociales. Otros deberes que nuestra administración educativa ha dejado sin hacer, e incluso sin mirar siquiera.

Otra materia que la Consejería también ha dejado pendiente un curso más es la disminución de la ratio de alumnado por aula asociada a la diversidad. Una cuestión fundamental para nosotros y para los más de 300 centros que se han unido, por ahora, a nuestra petición, a la que la Administración ha hecho oídos sordos.

Los apoyos de Educación Infantil, el verano del personal interino en función de los días de nombramiento, la reducción del horario lectivo a 18 horas en secundaria y 23 en primaria… todo lo ha suspendido la consejería, todo lo ha dejado pendiente; con la complicidad, eso sí, de la minoría sindical.

Los avances conseguidos en este curso han venido de la mano del Estado, del gobierno central, del fruto de negociaciones -en las que CCOO ha jugado un papel fundamental- con el Ministerio de Educación: la subida salarial que, aunque modesta, representa un reconocimiento a la labor incansable del profesorado y de todo el personal del sector educativo; y la mayor estabilidad laboral, a través de una Oferta de Empleo más numerosa por la ampliación de la tasa de reposición.

Reseñar, por último, la aceptable nota conseguida por nuestra consejería en el ámbito del personal laboral, donde, aunque queda pendiente el personal de Cocina, sí son evidentes las mejoras en la contratación de Auxiliares Técnicos Educativos y Técnicos en Lengua de Signos, así como el mantenimiento de los contratos realizados a causa de la pandemia para la atención del alumnado vulnerable.

Ambas mejoras son fruto de la negociación y el acuerdo. Lo que significa que "cuando Mariquita quiere, para todo se da maña.”

Siendo cierto que en el sector sigue habiendo sombras -no podemos olvidar la situación de las escuelas infantiles y la aplicación del calendario en estos centros, incomprensible para este sindicato-, la consejería ha demostrado que, cuando tiene voluntad y pone interés, sí que puede.

Por eso, por su falta de voluntad y de interés y, por tanto, por sus (casi) nulos avances, CCOO suspende este curso a nuestra Administración educativa; a la que recibirá el próximo con una convocatoria de huelga que refleja el sentir de los centros y de quienes en ellos dedican parte de sus vidas.

Una exigente llamada de atención. Ni CCOO, ni la mayoría sindical, ni Castilla-La Mancha y sus habitantes, podemos conformarnos con seguir a la cola del país en calidad educativa y en condiciones laborales de sus profesionales. Tampoco la consejería debe darse por satisfecha. Sus rectores no están ahí de vacaciones.